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ANUNCIO Y ESPERA DEL NACIMIENTO DE JESUS (15) una hermosa lección de la historia mas grande del mundo.

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Hoy, estudiaremos la expectativa en tomo a la venida del Hijo de Dios al mundo. El mismo ángel Gabriel, quien apareció a Zacarías, le habla a María. El nacimiento de Jesús había sido anun­ciado y esperado por siglos. Desde la creación del mundo, Dios había planeado enviar a su hijo a reconciliar al mundo con Él mismo.

Lucas 1:31 Y ahora, concebirás [María] en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.

La lección de hoy examina un momento impor­tante en la vida de una figura principal en el Nuevo Testamento y en la historia de Jesús: María. Los cristianos, a menudo por preocupaciones teoló­gicas, niegan a María el respeto que le debemos. Esta noble mujer fue escogida de entre todas las demás para dar a luz y criar al Hijo de Dios. Los cristianos pueden aprender mucho de su ejem­plo. Esta lección examina la respuesta de María a la invitación de Dios a ser madre terrenal de Jesús y nos recuerda que debemos alabar a Dios por el regalo de su Hijo, Jesús.

1—La anunciación a María

La aparición de Gabriel Lucas 1:26,27

Solo seis meses después de que el ángel Gabriel se le apareciera a Zacarías, también tuvo un anuncio para María quien vivía en Nazaret. El nombre Nazaret proviene de una palabra hebrea que significa «rama». La profecía de Isaías (11:1) indica que Jesús vendría del tronco de Isaí. Muchos eruditos relacionan a Isaías con el hecho de que el Mesías sería llamado nazareno (véase Mateo 2:23). La resi­dencia de María—y la infancia de Jesús en Nazaret parte del cumplimiento de esta profecía.

María era virgen en el momento de la visita de Gabriel, cumpliendo otra profe­ cía de Isaías (7:14; Lucas 1:27). La referencia que hace Mateo de Isaías 7:14 resuelve cualquier duda, ya que aclara que María no había tenido relaciones sexuales (véase Mateo 1:18-25). La declaración de María de que todavía era virgen (Lucas 1:34) y la reacción de José a la noticia del embarazo de María (Mateo 1:18-25) lo confirman.

María estaba comprometida a casarse. El compromiso incluía el pago de una dote a los padres de la novia, después se pedía la bendición de Dios sobre la unión. Por lo general, había un período de uno o dos años antes de que el matrimonio fuera oficial, con la consumación de la unión. Fue en ese período de espera cuando Gabriel se apareció a María. Lucas identifica a José como descendiente de David.

□ El mensaje de Gabriel Lucas 1:28-33

María se turbó por la presencia del ángel Gabriel, no solo por la aparición, sino por las palabras que habló (véase Lucas 1:28). Se preguntó qué quiso decir el ángel cuando la identificó como «muy favorecida» (v. 28). María conocía su cultura y entendía que la frase «el Señor es contigo» a menudo se usaba para infundir segu­ridad cuando se encomendaba una tarea difícil. ¿Qué podría querer Dios de una jovencita que fuera tan importante como para enviar un ángel?
Gabriel calmó los temores de María (v. 30), asegurándole que había hallado gracia delante de Dios; Él la había escogido para una tarea que impactaría a toda la humanidad (v. 31). Ella tendría un hijo y su nombre sería Jesús. El nombre «Jesús» es la forma griega del nombre hebreo Josué, que significa «Dios salva». Su Hijo sería llamado «Hijo del Altísimo» (v. 32). Jesús sería el Mesías que habían esperado y a quien se le daría el trono de David y su reino no tendría fin (véase Daniel 2:44; 7:13,14).
Es posible que María oró muchas veces que Dios enviara al Mesías. ¡Cuán sor­prendida debió estar de saber que a través de ella Dios cumpliría esa oraciones!

2—María visita a Elisabet

El Hijo del Altísimo – Lucas 1:34-38

El mensaje de Gabriel fue profundo: el bebé que María daría a luz era «Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le [daría] el trono de David su padre; y [reinaría] sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no [tendría] fin» (w. 32,33). María tendría en su vientre a Dios mismo encamado. Qué mensage tan asombroso fue este para ella. María respondió a Gabriel que no era posible que estuviera embarazada, ya que no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Es probable que tam­bién pensara: ¿qué dirá José?, ¿cómo nos tratará la gente?, ¿por qué yo?, ¿cómo es posible? Todas estas consideraciones habrían bastado para que dijera: «¡No!». Felizmente, María escuchó a Gabriel.

El ángel explicó a María que el Espíritu Santo vendría sobre ella y el poder del Altísimo la «cubriría con su sombra». La concepción de Jesús fue una obra mila­grosa del Espíritu. Esto lo identifica como Uno que es completamente Dios, pero viviendo como ser humano, lo que resulta en que El sea el único que ha podido afirmar ser tanto Dios como hombre.

Gabriel le dijo a María que su prima Elisabet estaba embarazada y en su sexto mes. Con esto, Gabriel le confirma a María que «nada hay imposible para Dios» (v. 37). El embarazo de una mujer que ha pasado la edad fértil y el embarazo de una virgen son ambos milagrosos. Dios no está limitado por lo natural.

En nuestro andar con Dios tendremos que cumplir tareas difíciles que excede­ rán nuestra capacidad. El primer paso para la sumisión es no evadir los sacrificios de las tareas del Reino, sino seguir el propósito de Dios.

Elisabet bendice a María Lucas 1:39-45

María visitó a su prima Elisabet (Lucas 1:40). Hubo dos cosas importantes que ocu­rrieron en ese encuentro. Primero, el bebé en el vientre de Elisabet saltó de alegría ante el saludo de María. Segundo, Elisabet fue llena del Espíritu Santo.

Elisabet declaró que María era bendita por Dios, y también el Hijo en su vientre. María todavía no le había referido a Elisabet su experiencia con el ángel Gabriel y el Espíritu Santo. Sin embargo, en ese instante el Espíritu le dio a Elisabet por lo menos un conocimiento parcial de lo que había sucedido respecto al inminente nacimiento del Mesías. Así que, a través de las expresiones proféticas de Elisabet, el Espíritu Santo estaba confirmando la misión de Juan el Bautista y también la misión redentora de Jesús.

3—El Magníficat de María

María alaba a Dios por las bendiciones personales Lucas 1:46-49

Después de la declaración profética de Elisabet, María estalló en alabanzas a Dios. (Lucas 1:46,47). Esta expresión de alabanza se conoce como «El Magníficat» ya que «magnificar» es la primera palabra de este canto en la traducción al latín. (El verbo en español es «magnificar»—en nuestra versión de la Biblia habla de la grandeza incomparable de Dios.) A pesar de su humilde condición en la vida, María se regocijó por la obra que Dios hizo a través de ella, las generaciones futuras la llamarían bienaventurada; la reconocerían como elegida por Dios para recibir tan sublime privilegio.

Al igual que María, los cristianos necesitamos dirigir la atención de la gente hacia Dios, en nuestra alabanza por lo que Él hace en nosotros y a través de noso­tros. La acción de gracias expresada con humildad eliminará cualquier enfoque en nosotros mismos y dirigirá toda la atención y la gloria a Dios.

□ María alaba a Dios por las bendiciones de su pueblo Lucas 1:50-55

El canto de María fue una palabra profética respecto a las bendiciones que el Mesías traería al pueblo judío. Ella reconoció que esto que le había sucedido era parte de mi gran plan que manifestaría la misericordia de Dios a ella y a todos los que le temieran. Entonces María honró a Dios por su sabiduría y poder. En su canto, ella anuncia que Dios dispersará a los orgullosos, derribará a los poderosos y rechazará a los ricos, mientras que levantará a los humildes y alimentará al que tiene hambre. María también adoró a Dios por su fidelidad para con Israel. A tra­ vés del Mesías, Dios continuaría bendiciendo y protegiendo a su pueblo. Dios se acordaría de Abraham y del pacto que estableció con él.

La obediencia de María jugó un papel central en la venida del Mesías al mundo. Ella confió en Dios y tomó decisiones que cambiaron radicalmente su vida. Así también, por la gracia de Dios, la historia humana cambió para siempre. María es un ejemplo maravilloso de la dedicación, pureza y humildad que debería mostrar una persona que vive al servicio de Dios.

Qué nos dice Dios?

Dios eligió el momento perfecto y la manera perfecta de enviar a su Hijo al mundo. El anuncio de Gabriel a María cambiaría el mundo y cambiaría nuestra vida. Él nos llama a vivir en obediencia y a llevar ese mensaje a todos los que nos rodean.

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AsambleasMex, contenidos acerca de las Asambleas de Dios en México, patrocinado y administrado por el pastor David Gamboa Uribe, Ministro Pleno ordenado del Concilio de las AD. ayudando a las iglesias y ministerio en general. (este portal no es el oficial)

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