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INVERSIÓN EN UN PATRIMONIO — Pbro- Gilberto Cordero Jaramillo

Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, Y las mismas son más sabias que los sabios: Las hormigas, pueblo no fuerte, Y en el verano preparan su comida… (Proverbios 30:24)

Definición del patrimonio

[dropcap]L[/dropcap] a palabra patrimonio viene del latín patri (padre) y onium (recibido), que significa: lo recibido por línea paterna. Es entonces, en su concepto fundamental, un término que se refiere al conjunto de bienes que un padre pueda heredar a sus descendientes y en la Escritura encontramos referencias a este concepto en versículos como el de la segunda carta a los Corintios donde el apóstol Pablo define que …no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos (2 Corintios 12:14) o como cuando el proverbista dice: El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos (Proverbios 13:22). En la actualidad, el concepto de patrimonio ha sido ampliado aplicándose también al conjunto de bienes que una persona pueda generar a efectos de garantizar una vida digna, cuando por la edad, circunstancias adversas en su salud o inclusive accidentes, que se puedan sufrir, quede imposibilitada de realizar el trabajo que le generaba un sustento a su familia.

Base bíblica para la construcción de un patrimonio

La Biblia siempre ha exaltado las virtudes de la previsión para tiempos de necesidad. El primer claro ejemplo en la Escritura es José, quien dio a Faraón el consejo que lo llevaría a la cumbre del poder político en Egipto …junten toda la provisión de estos buenos años que vienen… y guárdenlo. Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre (Génesis 41:35, 36). Este es un principio de administración que aplica tanto para naciones como para familias. Los tiempos de bendición de Dios deben ser discernidos como una época en la que hay que prever y guardar para las épocas futuras de necesidad. David es también un claro ejemplo de la previsión en un patrimonio, cuando la Escritura muestra que con diligencia fue acumulando gradualmente todo el material que iba a ser necesario para que su hijo construyera el amado Templo para el Señor que tanto había anhelado: Yo con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios, oro para las cosas de oro, plata para las cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de hierro, y madera para las de madera; y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras, piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia. Además de esto, por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que, además de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario, he dado para la casa de mi Dios… (1 Crónicas 29:2, 3).

El guardar, en épocas de fuerza y prosperidad, no es desconfiar de la capacidad de Dios para proveer para nuestras necesidades futuras, sino reconocer en él al dador de la bendición de la fuerza, la salud y los bienes que poseemos, que entonces, deben ser administrados con la mayor y más grave responsabilidad; ya que entendemos que no son nuestros, sino de Dios. El exhorto del proverbista es a prever en nuestros tiempos de vitalidad y fortaleza para el tiempo en que la vejez indudablemente nos alcance: Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; La cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, Prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento (Proverbios 6:6-8).

Si alguien debe de estar avisado de la fugacidad de la vida y de la rapidez con que los años se pasan es precisamente el siervo de Dios, que es alertado constantemente por la Escritura de los años difíciles que vienen con la edad. Muchos de los problemas que se vienen en estas épocas, que deberían ser de regocijo y realización al ver la carrera terminada y el llamado cumplido, es precisamente por esta falta de previsión en materia económica, lo que no debería ser problema para el ministro, ya que éste administra los misterios de Dios. Casi no se piensa en la vejez, hasta que se es demasiado tarde. Entonces vienen los problemas económicos y de pareja, por la disminución del ingreso y por lo tanto, de su calidad de vida. En el mejor de los casos, los hijos se hacen cargo de los padres apoyándolos económicamente en la medida de sus posibilidades, siendo esta, en nuestros tiempos, una gran excepción a la regla, a pesar de ser también un claro mandato bíblico.

Cómo construir un patrimonio

Queremos ser eminentemente prácticos en definir el proceso de construir un patrimonio para la vejez o para nuestros hijos. Los pasos más importantes son curiosamente muy sencillos y todos bíblicos. Los enumeramos como sigue:

1. Gastar menos

Es bien sabido que el patrimonio se construye con los excedentes de los ingresos que percibimos, y para que haya excedentes entonces tenemos que gastar menos de lo que ganamos. Aquí entra en acción el presupuesto, que es una herramienta que nos ayudará a planear nuestros gastos de tal manera que no sólo no nos excedamos en el mismo, sino que podamos tener un excedente que sea utilizado en la construcción del patrimonio. Gastar menos siempre implica un sacrificio, pero se puede aprender a hacerlo con un ejercicio de planeación. Recuerde la frase del proverbista: En el barbecho de los pobres hay mucho pan, más se pierde por falta de juicio (Proverbios 13:23).

2. Ahorrar

Una vez que se comience a tener un excedente (por más mínimo que este sea) se debe de ahorrar. El ahorro es gradual y no debe necesariamente ser grande en cantidad, pero sí consistente en temporalidad. En la medida de lo posible siempre debo de destinar una partida de mi ingreso al ahorro. Mientras más y mejor sea mi administración de gasto como se menciona en el punto número uno, de mayor calidad y cantidad será mi ahorro. Esta medida fue la que utilizó Pablo para regular las ofrendas de los Corintios: Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas (1 Corintios 16:2).

3. Invertir

Los siervos de las parábolas de los talentos y las minas negociaron con sus talentos. Es decir, hicieron que su dinero produjera más dinero. Si solamente ahorramos nuestros excedentes en una cuenta bancaria estos perderán valor por la inflación y en la medida que el tiempo pase nuestro dinero valdrá menos. La inversión implica utilizar nuestros ahorros en una cuenta que nos rinda intereses o en un bien inmueble (casa o terreno) que pueda aumentar su valor con el paso del tiempo.

Es importante señalar que muchos ahorros se han perdido porque mucha gente pierde el enfoque de inversión con el de especulación. Es decir, invierte su dinero en negocios que prometen tasas grandiosas de interés o en proyectos que les prometen ingresos rápidos. Nunca funciona así. Construir un patrimonio es un proceso gradual y que se hace poco a poco. Si perdemos el enfoque de una administración responsable a una ambición desmedida, nuestra inversión no dará fruto y perderemos lo que con tanto esfuerzo hemos ahorrado.

Este comienzo de año marca una buena ocasión para poder iniciar una inversión en un patrimonio. La clave es una virtud esencialmente propiedad del creyente: dominio propio. El dominio propio es fundamental para no caer en la trampa de las deudas, para no gastar desmedidamente, para ser constantes y consistentes. Que Dios nos dé de su gracia y sabiduría para poder administrar eficazmente los bienes, que de forma inmerecida recibimos cada día de su rica y bondadosa mano.

fuente: aviva 2013

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Por Pbro. Gilberto Cordero Jaramillo

Pastor y Líder del Concilio de las Asambleas de Dios, lider del Distrito Sur de Chihuahua y escrito de la revista Aviva. Estudió en ITESM, Campus Chihuahua, en 2018 es electo tesorero nacional del Concilio.

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